ENTREVISTA DEL MES: MARIO MORALES

Cuando estudiaba Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Chile nunca imaginó que terminaría dedicando su vida a la docencia. Menos, en la Facultad de Economía y Negocios. Es cierto que ya en su segundo año de carrera venía a dar clases de los ramos matemáticos como ayudante del profesor Humberto Cipriano. Pero él quería dedicarse a las empresas, al mundo privado. Y lo hizo. Estuvo en eso durante varios años y ocupó cargos gerenciales en importantes compañías.

Paralelamente era profesor de cátedras como Algebra, Cálculo e Investigación Operativa en nuestra Facultad, donde tuvo la oportunidad de hacerles clases a destacados académicos que ahora forman parte del Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información, como Antonio Farias, Claudio Bonilla, Christian Cancino, Freddy Coronado y Ariel La Paz.

Tomó la decisión de venirse a FEN a tiempo completo el año 2003, donde ha destinado sus esfuerzos a la docencia y la investigación. Pero su trabajo va mucho más allá, porque Mario Morales es, como él mismo se define: un emprendedor. “Esa es mi esencia, mi oficio. En la vida hay que arriesgarse y agradezco a la Facultad que me haya dado la posibilidad de poner en práctica las ideas locas que se me han ocurrido”.

Las llama ideas locas, pero bienvenidas sean las ideas locas, porque gracias a ellas es que el mundo avanza. Entre ellas está el Programa Horas de Vuelo, innovadora modalidad de enseñanza a través de la cual los alumnos mejoran significativamente sus habilidades mediante trabajos prácticos aplicados al mundo de las empresas. O la Clínica de Microempresas, cuya réplica comenzó a impartirse en la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM). Además creó y es panelista del programa MIPYME, transmitido por Radio Cooperativa y que busca ayudar a las micro, pequeñas y medianas empresas mediante el debate de sus problemas y la búsqueda de soluciones de política pública que les permitan un mejor desarrollo productivo. No se puede dejar de mencionar su última co-creación, la Cátedra de Prácticas y Experiencias de Emprendimiento, donde transmite sus experiencias de emprendimiento y en la cual los alumnos trabajan un semestre con un emprendedor, estudiando sus éxitos y fracasos.

A lo largo de su vida ha creado nueve empresas y junto a un grupo de amigos de la universidad fueron los primeros en el país que lograron transmitir imágenes electrónicamente cuando todavía no existía Internet, caso que en su tiempo fue muy estudiado y que hoy es conocido como telemedicina.

Hoy, Mario Morales se declara un hombre agradecido y es un gran amante de su familia, compuesta por su señora y sus cinco hijos con los cuales vive en Calera de Tango. Entre quienes más admira se encuentra su padre, porque “él viene de una familia de campesinos e hizo grandes esfuerzos para educarnos. Trabajó desde muy pequeño y todo lo que hizo para sacarnos adelante me motiva a darles a mis hijos una educación adecuada y buenos valores”.

Inquieto, perseverante, generoso y muy humano, es un profesor querido por sus alumnos, lo que lo llevó a ser distinguido el 2006 como Mejor Académico del Año. Y para ellos espera lo mejor. “En la vida tienen que hacer lo que les gusta y en eso ser exitosos. La medida del éxito no es el dinero, uno es exitoso cuando hace lo que le gusta y lo hace bien, eso es más importante que la plata”.

Como Director del Departamento ¿qué futuro le ve a la carrera Ingeniería en Información y Control de Gestión?
Cuando la carrera partió, acá hacíamos clases varios ingenieros industriales y todos la veíamos como una profesión potencialmente competidora de la nuestra por los ramos que se enseñaban. Ingeniería en Información y Control de Gestión está llamada a llenar un espacio porque tiene una visión integradora, sistémica. Ingeniería Civil Industrial tiene esa mirada global, pero el problema es que no posee los conocimientos en algunas áreas específicas fundamentales para la empresa. Por ejemplo es débil en formación de contabilidad, en control de gestión, en temas de auditoría. Es débil en muchas áreas donde los ingenieros en información y control de gestión son muy fuertes.
Si hacemos bien la pega, debería ser una carrera con una proyección muy importante en el tiempo y no me cabe ninguna duda que veremos cómo otras universidades van a empezar a crear carreras de control de gestión.

¿Cómo nace la Clínica de Microempresa?
La Clínica nace como todo emprendimiento. Desde que llegué a la Facultad tenía la idea de enseñar de manera distinta, salir un poco de lo teórico. Entonces se me ocurrió la posibilidad de hacer un ramo donde llegáramos a pequeños empresarios. ¿Y porqué pequeños?, porque estoy convencido que en una primera instancia el alumno aprende mucho más con un empresario pequeño que con una gran empresa, ya que en una empresa grande, al principio le entregan tareas de menor valor y responsabilidad.
Con esa inquietud en mente, un día del año 2004 se me acercó un grupo de estudiantes con una idea parecida. Conversamos, vimos los detalles y al poco tiempo dimos inicio al proyecto. Me di cuenta que con esto el alumno aprendía mucho y apoyábamos a gente que no tenía ninguna posibilidad de acceder a profesionales del área. Con el tiempo también se dio un tercer elemento, y es que los alumnos se dan cuenta que con esfuerzo y muy pocos recursos son capaces de sacar adelante sus proyectos, generándose una situación extraordinaria en términos de respeto hacia la gente a la cual asesoran, de respeto hacia la pobreza y de creatividad.

¿Qué lo motiva año tras año a participar en la Clínica Microempresa?
Es cierto que hacer la Clínica en términos de costos personales es altísimo. Probablemente nadie tomaría un electivo que se llamara Operativa II, pero sería muy fácil para mí porque es un ramo de pizarra. En Clínica el costo es alto, pero es mayor el beneficio en términos de satisfacción personal. Los alumnos te dicen y te escriben cosas maravillosas y sin duda se genera un cambio en la manera de ver sus carreras.
La Clínica te enseña la diferencia entre crear valor y simplemente administrar valor. Nosotros tenemos que enseñar a crear valor porque así tendremos un país mejor, pero no desde el reclamo contra todo que tienen muchos alumnos, con eso no se construye.

Junto a los profesores Cristián Cancino y Claudio Bonilla están desarrollando un nuevo modelo de Responsabilidad Social (MC²) que considera una nueva dimensión de la misma dentro de la organización ¿en qué consiste específicamente?
MC² es la ecuación de la energía y es un modelo que busca medir, controlar y crear valor. La RSE apareció como una moda, todos saben y opinan algo, igual que de fútbol. Nosotros revisamos lo que existía sobre el tema y vimos un tremendo desorden, por lo tanto era una gran oportunidad que desde ésta Facultad se hiciera una propuesta de cómo ordenar el concepto de RSE. Debíamos crear un modelo consistente, único y flexible que pudiera ser aplicado por cualquier empresa del mundo y ser capaces de establecer un programa estratégico en torno a la RSE, entendiéndola como un elemento fundamental para la creación de valor de las empresas.
En este contexto lo primero que creamos fue el concepto de estado responsable. El estado tiene que generar normativas de calidad, leyes estables que promuevan el desarrollo económico para que las empresas puedan invertir. Así, en el primer piso de esta pirámide se ubica la institucionalidad, que son las leyes.
De ahí pasamos a la gestión responsable del negocio, donde el rol principal de las empresas es crear valor para que la economía se desarrolle y de esa forma le vaya bien a los accionistas, clientes, proveedores y empleados, que son los cuatro ejes de la gestión responsable del negocio. Está lleno de empresas que lo hacen mal y hay que buscar maneras de corregirlo. A eso están llamados nuestros alumnos, a resolver esos problemas y a crear valor, que redundará en un mayor precio de las acciones, proveedores más contentos, clientes satisfechos y trabajadores leales.
Luego llegas a la filantropía. Lo primero que deben hacer las empresas es resolver los problemas internos. Sólo después de eso puedes hacer acciones filantrópicas y entregar bienestar a la sociedad. La filantropía la dividimos en tres: filantropía estratégica, que tiene que ver con el negocio mismo. Filantropía difusa, que no se relaciona con el ámbito de negocio pero la gente lo ve, por lo tanto genera reputación. Y está la filantropía de valor cero, que no tiene impacto en el negocio pero sí genera bienestar y se ejemplifica con una donación anónima.
Nuestra meta ahora es sacar un índice respecto al modelo donde queremos ser nosotros como Facultad los que emitamos un informe en el cual podamos hacer mediciones y decir “esta es la fotografía” desde el punto de vista de RSE de las empresas.

Hoy el emprendimiento está de moda y hay universidades que acuñan el término como propio ¿se podría decir que FEN es “emprendedora”?
El emprendimiento tiene que ver con actitud y con la capacidad de las organizaciones de crear ambientes emprendedores. Aún estamos lejanos a ser una Facultad de emprendimiento, pero las universidades que dicen que lo son tampoco están cercanas a serlo.
Ese espacio aun está vacante y lo ganará quien sea capaz de generar el ambiente de emprendedor, que significa desarrollar espacios para que los alumnos sean creativos y asuman riesgos. La rigurosidad académica es un “plus” a la hora de ir al emprendimiento, porque el emprendedor en esencia sabe salir de situaciones difíciles.
Hoy día las universidades que se ponen el cartel del emprendimiento están lejos de ello, los alumnos de esas universidades en general tienen condiciones que les facilitan mucho el desarrollo de su carrera y el camino fácil es lo contrario a saber salir de situaciones difíciles y crear nuevas formas de hacer las cosas.
Una universidad del emprendimiento es tolerante porque tiene que entender que todas las ideas y pensamientos sirven, por lo tanto es diversa y rigurosa. Y eso es justamente FEN. Como digo habitualmente, “si la libertad tiene algo que ver con el emprendimiento, entonces la Chile es la catedral del emprendimiento.”

¿Tiene hobbys, qué hace en su tiempo libre?
A mi me encanta la música y tal vez una de mis frustraciones es no haber estudiado y saber tocar muy bien un instrumento. Quizás la explicación a mi afición es que pertenezco a un grupo de primos donde era el más chico y todos tocaban guitarra y cantaban muy bien, pero yo no tuve ningún don para el tema. Hoy mis cinco hijos están en clases, unos tocan guitarra y el mayor toca batería.
Cuando estaba en el colegio ponía música en las fiestas –también me gusta mucho bailar y con mi señora salimos frecuentemente- y luego en la universidad coleccionaba música. Soy ochentero para la música y mis grupos favoritos son Kiss, Aerosmith y los Ramones.
Luego me alejé un poco del tema y volví a acercarme cuando aparecieron nuevas tecnologías. Entonces empecé a equiparme y ahora soy DJ. Pongo música en eventos locales, como las fiestas de apoderados del colegio y también en fiestas de amigos, incluso de la Facultad. Lo hago porque es entretenido, me relaja y me fascina ver que la gente lo pasa bien.
Disfruto la vida, la disfruto compartiendo con mi señora y mis niños. Nunca me ha motivado ser millonario, lo que a mí me mueve es crear. Mi preocupación no es lo que haré en el futuro, sino que hacer bien las cosas en el día a día y hacer felices a los que están cerca de mí.
No estoy preocupado por el futuro, eso ya lo construiré desde donde me toque estar.